Por José Ramón Rodríguez Ruiz
“Even though we face the difficulties of today and tomorrow, I still have a dream”. Reverendo Martin Luther King, en la “Marcha a Washington” (28 de agosto de 1963)
Washington, 1963. “I have a dream” (“…aún tengo un sueño”), esa frase se escuchó en tono de reconciliación, paz. Era Martin Luther King. El 4 de abril de 1968 lo asesinan. El 9 de agosto de 2014, 46 años después, un joven negro de 18 años, Michael Brown (de Ferguson, Missouri), muere a manos de un policía local.
Estados Unidos no es la tierra prometida o el paladín de la democracia. Las minorías históricamente discriminadas y olvidadas aún tienen que conquistar sus derechos. Se enfrentan, una vez más, a la pesadilla del sueño incumplido.
En Ferguson, los ciudadanos reclaman sus derechos civiles bajo la represión brutal de la Guardia Nacional del Estado y la Policía.
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